—¿Qué estás viendo vos Adán?
—La Wikipedia, vos Johan Masada no fue rescatada, vení a ver, aquí dice que todos los cerotes que se refugiaban en la fortaleza terminaron matándose entre sí, que eligieron a un grupo para que matara a los demás, sólo para no dejar que los romanos se dieran gusto con ellos.
—¿Cerotes?, Zelotes se llamaban esos cerotes
—Entonces, si sabés la historia ¿para qué hablás pajas?
—Tenés razón, era para establecer el parangón, aunque al final es igual, ahora ya pasó la semana santa, pero el centro sigue sitiado.
—Puta, ¿cómo así?
—Lo mismo de siempre, tráfico, vendedores, indigentes, ladrones, diputados, accidentes...
—Ah, bueno, ya me habías asustado.
—Vos Beto ¿que pensás mano?
—Pues yo digo que si vos, porque las procesiones ya terminaron y nosotros seguimos en Masada...
—Si vos Beto, fijate que mi hija mayor, la que vive en Londres, se la pasa diciéndome ¿qué hacés en un país tercermundista?, según ella uno no emigra al sur, lo hace al norte, siempre al norte o lo que representa ese norte: abundancia y trabajo. Pero emigrar al sur tiene sus ventajas, este país es reconocido por su dejadez, aquí las ceibas crecen en las casas abandonadas o semi-abandonadas porque nadie las corta, se hacen "chapuces" de todo, y nada se arregla en definitivo, se deja pasar el tiempo y eso me fascina, pero ¿qué iba yo a hacer en Londres, corriendo de un lado a otro para ganar en productividad?, ¿o en Chicago, dónde mi hijo trabaja de sol a sol como jardinero, para ganar unos cuantos dolarucos?
—Cuidame el changarro vos Johan, ahoritía vengo, solo voy a conseguir una tablita a la carpintería de aquí cerca, fijate que la pata de mi escritorio está algo chenca y necesita una cuñita.
—Ponele un papelito enrollado hombre.
—Nel hombre, ya regreso, esperenme un ratito que está buena la platicada...
—Ya viste pues, si estuvieras en otro país tirarías la silla vieja y te comprarías una nueva o al menos sabrías como componerla.
—¡Claro que sabemos, para chapucear somos buenos, no de eso estamos hablando pues! vos no entendés porque sos extranjero...
—En mis primeros años aquí todos me decían "...pero si usted es guatemalteco, Belice es nuestro", ahora ya no lo hacen y esa es mi otra ventaja: soy extranjero. En este país son tan malinchistas que todo lo que viene de fuera o parece extranjero lo consideran "mejor", ni siquiera para dirigir un equipo de fútbol confían en su gente, viene alguien de otro país y es aclamado como el salvador, aun si viene del país vecino que está igual de arruinado. Eso ha permitido que a mi, como "extranjero", me den color de bueno, cabrón y conocedor; o sea, se es extranjero o se finge, como esos comentaristas de fútbol que imitan el acento argentino para que los consideren buenos, hasta hay uno que es ciego, increíble, antes comentaba en la radio, ahora también sale en la tele. Pero no me quejo, me conviene, por eso mis talleres siempre se llenan, soy el exilado, el conocedor, el "bueno" pues y así me la puedo pasar bien, entre la desidia y la comodidad de ser tuerto en país de ciegos. Quién lo iba a creer, ahora resulta que mi color es una ventaja, más en estos tiempos cuando un negro puede ser presidente de los Estados Unidos, ni me discriminan, a muchos hasta les da pena mirarme, fingen que me aprecian y se esfuerzan por ser "amables" conmigo para no quedar como racistas.
—Eso no te lo discuto vos, da pena discriminar a un negro, en cambio a nosotros los indios si todos nos ven feo, aunque ahora las cosas van cambiando, desde que nos ponen en las postales, jeje, con decirte que si uno se pone pilas y más siendo poeta, no faltan las invitaciones a visitar otros países.
—Sabés que es lo mejor de todo, el dinero, mis hijos me mandan una remesita mensual que no llega a los quinientos dólares, a veces más a veces menos, pero con el tipo de cambio sirven para mucho en esta ciudad tan barata, todavía con eso que ahora los compran mejor en los bancos que en el mercado negro, entonces hasta más tranquilo cambia uno sus quetzales; eso y lo que gano con los "trámites" y otras cosas pues vivo bien.
—Siguiendo con el sitio, pues sí, no sólo el centro está sitiado vos Johan, mirá esos narcos que se mataron en Zacapa, más los muertos en Villa Nueva, otros en Amatitlán, algunos más en San Pedro Ayampuc, en la zona 7, en la zona 10, y... mejor paro la mano.
—Sin contar que las maras empiezan a buscar como compensar lo que se gastaron en Semana Santa, los invasores de San Miguel Petapa, aquellos que quisieron anexarse a Venezuela, jeje, ahora fueron desalojados; se avecinan manifestaciones, los políticos mueven sus Hummers y camionetas como pesados brontosaurios, nada nuevo bajo el sol. Yo aquí me quedo vos, esperando el suicidio del último guatemalteco.
—Ya vine muchá, ¿quién se va a suicidar?
—Nadie hombre, el Johan y sus pajas, si nosotros no somos tan depresivos, pero a como van las cosas los mareros terminarán pensando que ellos son los elegidos para acabar con el resto.
El tambo — Capítulo 4
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—Joven, hágame el favor, por vida suya, ayúdeme a subir el tambo por la
puerta de atrás.
Un poco de esfuerzo y el tambo quedó acomodado. El brocha apurab...
Hace 11 años
2 comentarios:
Dialogos del exilio dormido,la ventaja del guatemalteco esta en su humor, no tanto en lo positivo si no en el descaro para reirse de sus propias carencias, de su situacion. Y corre el mundo pero en Guatemala se camina, despacito y con todos los -itos. Es la eterna primavera, mi companera. Saludos y que buen texto y no es solo por que seas extranjero sin pajas esta bueno.
Cristian, tenés razón, el ritmo de la ciudad parece ser frenético, pero es lento, lento, lento.
Saludos.
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