lunes, 28 de junio de 2010

Los escritores y el fútbol, y de cómo su muerte puede influir en el resultado de la copa del mundo

Dicen los que saben, o los que creen saber, que el verdadero mundial empieza en los octavos de final. Claro que eso lo afirman aquellos comentaristas que narran, cuando un jugador le pasa la pelota a otro y este se la devuelve, más o menos así: Recepcionó el balón con buena técnica, pero la devolucionó fatal; son chistosos, ¿verdá? El caso es que el mundial inicia desde el mismo partido inaugural, no hay que darle más vueltas al asunto.

Como ven, no me pude abstraer del futbolito, el que debo confesar me gusta mucho; pero siempre lo relaciono con la literatura, y en estos tiempos esa relación se ha vuelto fundamental, al grado que se puede determinar quién puede ganar el campeonato mundial si se pone atención a lo que sucede en el mundo de las letras.

No lo descubrí solito, fue un hallazgo que hicimos entre el maestro Chepito King, más conocido como José Joaquín López, todo sucedió un día que estábamos chateando; voy a tratar de contarles el rollo, reproduciendo algunas líneas de la conversación.

Johan: ¿Qué pasó maestro, cómo le va?

Chepito: Bien, todo tranquilo, y usté ¿qué cuenta?

Johan: Nada nuevo, solo que se están muriendo los escritores, de dos en dos.

Chepito: Si, pero estuvo bueno, se muere Saramago y Portugal golea 7 a 0.

Johan: Mire que coincidencia, se muere Monsivais y México clasifica a octavos de final.

Chepito: Además le gano a Francia.

Johan: Quiere decir que para que Brasil sea campeón se tendría que morir Rubem Fonseca.

Chepito: A mí se me hace que si no se muere Sábato Argentina no es campeón.

Johan: Cierto, Sábato ya está viejito. Yo estaba pensando en que podía morirse Juan Gelman, para que Argentina llegara a semifinales, al menos; pero tiene razón, si se muere Sábato podrían ser campeones, siempre y cuando no se muera Rubem Fonseca, porque entonces si estaría reñido.

Chepito: O sea que puede haber final Brasil - Argentina, vio. Así que el autor que se muera dará la pauta de quién ganará.

Johan: Depende, entonces, de la salú de los escritores.

Chepito: Así es el fútbol, "no hay nada escrito", dicen los locutores.

Johan: Ahora que lo analizo, Uruguay también tiene posibilidades, ellos tienen a Eduardo Galeano, quien también ya está viejito, con el agregado de que sabe mucho de fútbol.

Chepito: “!Muerte a Galeano¡”, gritan los hinchas uruguayos.

Johan: Ya vio, por eso Guatemala ni siquiera clasifica, por falta de buenos escritores.
Chepito: Cierto, mire pues, quién iba a decirlo, la literatura es decisiva en el fútbol.

Johan: Comprobado.

Así seguimos por un buen rato, analizando las posibilidades de los equipos. El Maestro Chepito opinó que el Vasco Aguirre le iba a dar una manita a Argentina, para que pasara a cuartos, todo porque, según él, insistiría en seguir poniendo de titular al Guille Franco, y guardando a
Guardado. Para mí que la decisión de Aguirre tienen que ver con la personalidad, prefiere un Franco que un Guardado; aunque al final debe haber sucedido que Guardado le dijo, pienso yo: Mira Vasco, te lo digo francamente, a mí no me gusta quedarme guardado en la banca, o me pones o te toca el ocho; y resultó, porque lo terminó poniendo de titular, pero ya en el campo se notó que igual el fútbol lo dejó guardado.

Volviendo al rollo de los escritores, fíjense pue: México no tenía mayores posibilidades de pasar a cuartos, tendrían que haberse muerto antes del partido al menos tres escritores más, quizá Carlos Fuentes, Sergio Pitol, y ya de perdida Juan Villoro.

Alemania sigue avanzando, pero sus posibilidades reales de salir campeón tienen que ver con Herta Müller, pero ella todavía está muy joven, aparte de que le acaban de dar el Nobel, o sea que no llegarán más allá de cuartos; y aunque ella es de origen rumano, ya ven que en la selección alemana hay más extranjeros que alemanes.

Para que España gane se tendrían que morir todos los escritores que publican en Planeta, la editorial digo, aunque si mucho les alcanzaría para llegar a cuartos.

Inglaterra no clasificó, no recuerdo algún escritor de peso de por aquellos lares y Harold Pinter se murió en el 2008, su muerte ya no hizo efecto en Sudáfrica.

De los otros favoritos, a Holanda no le veo posibilidades, aunque también es cierto que no he leído escritores holandeses; de repente no tienen buenos escritores, quizá por eso nunca ganan la copa del mundo. En fin, que gran rollo este.

Para terminar debo decir que los portugueses aprovecharon mal la muerte de Saramago, porque se gastaron todos los goles contra los coreanos, hubieran anotado de dos en dos mejor.

Salú pue.

miércoles, 23 de junio de 2010

Me duele la muerte de los inmortales

La semana pasada se murieron dos escritores y a mí no me gusta que se mueran los escritores; no es que la demás gente se pueda morir, en realidad no me gusta que se muera nadie, pero cuando se trata de alguien que escribe me da una especie de dolor muy doloroso. Es que son tan pocos los que tienen la sensibilidad para decir las cosas por escrito, que cuando alguno se muere queda el vacío, valga el lugar común.

Primero se fue Saramago, con quien nunca he tenido una buena relación, me refiero a sus libros, porque a él apenas lo he visto en fotos. Hace años vino a Guatemala, a presentar un libro, fue allá en Antigua, se sentó frente al público y dijo: Les presento mi libro; bueno, no fue así, lo cierto es que ni siquiera fui a ese acto, no me interesaba conocerlo; bueno, no fue eso, no recuerdo el motivo, debe haber sido que me dio hueva, es lo más seguro.

Nunca he podido leer un libro completo de Saramago, su prosa me parece fría, ¿tendrá que ver con que me gusta meter los libros al refrigerador antes de leerlos? Es paja, no hago eso, cómo se les ocurre; pero como me dijo un cuate: Si antes te parecían fríos sus textos, ahora lo serán más, pues él ya está frío, la mara no le atina. Quizá esa frialdad se deba a la traducción, pero Saramago tuvo la culpa, porque siempre puso a su esposa a que le tradujera.

No tiene importancia que a mí no me gusten los libros de Saramago, les juro que intenté leer varios, tres de ellos los dejé a la mitá, o sea que en mi intento, de tres leí uno y medio. El caso es que el viejo era y seguirá siendo venerado por muchos, y nadie podrá escribir como él.

Todavía estaba uno conversando acerca de la muerte del portugués, cuando llegó la noticia de la muerte de Carlos Monsivais, no me gusta que se mueran los escritores, ya lo dije, pero me gustó menos que se muriera Carlos Monsivais, no puede ser, dos en fila, eso ya es demasiado.

A Monsivais si lo vi una vez en persona, en la feria del libro, el tipo habló y habló de la cultura mexicana y de cómo José Alfredo Jiménez era el papá de la cultura pop mexicana, y recitaba todas las canciones de José Alfredo; y mencionaba un autor cualquiera, y recitaba poemas y textos del aludido; y luego alguien del público le dijo que no era así, que el papá de la cultura pop era Juan Gabriel, y Monsivais, de forma muy amable, lo refutó, diciéndole que el Juanga también era bueno, pero que por favor no fuera tan estúpido de compararlo con José Alfredo; claro que él no lo dijo así, esa fue mi interpretación; la cosa es que era tal la forma de responder que al final eso fue lo que le dijo al preguntón, en otras palabras eso sí.

Fue la única vez que lo escuché hablar en persona, pero lo vi muchas veces cuando lo entrevistaban en la televisión mexicana. Tenía tal erudición para la cultura popular, una vez lo escuché hablando de la lucha libre y los luchadores y explicó por qué han influido tanto en los mexicanos.

No tenía la densidad de Octavio Paz y su Laberinto de la soledad, pero era un sabio ese viejo, Monsivais digo, Paz también, pero ahora hablo de Monsivais; se murió y no lo podía creer cuando me lo contaron, no porque el tipo haya sido un inmortal, no lo podía creer porque apenas hace un día se había ido Saramago y, repito, no me gusta que se mueran los escritores, menos los de ese calibre, nadie ocupará esos lugares, nadie.

No quiero ser malo, pero si tiene que morirse un tercero, que sea Dan Brown, Coelho, J.K. Rowling, o algún otro de esa calaña.

En paz descansen Saramago y Monsivais.

Salú pue.

jueves, 10 de junio de 2010

Después de la tormenta limpiamos y escuchamos a Sergio Mendes, algo así como los locos de la colina

Hace unos días, cuando todo mundo andaba diciendo que el Apocalipsis había llegado a Guatemala yo dije Naaaaa, y tenía razón, no sobrevino el final, pero casi. Llovió arena y agua maestros y maestras; se abrió un agujero, en la zona 2, que se tragó una casa entera; las calles de la ciudad quedaron negras y varias de las principales carreteras del país se destruyeron; muchos puentes se cayeron, fue tremendo desastre. Casi quince días después de que el Pacaya y Agatha hicieran de las suyas, la gente todavía anda medio surumba, esquivando volcanes de arena en las calles, aunque lentamente todo va volviendo a la normalidad.

Después se hizo una calma chicha (así le dicen los marinos), no se movía ni una hoja, entonces los vecinos decidieron poner manos a la obra en la limpieza y me involucraron en el rollo; a la dueña de la casa, su hija, yerno y demás familiares, les entró la conciencia y ni modo que me hiciera el loco con la arena; por otro lado, las láminas del techo podían desplomarse, por el peso.

El domingo después del paso de Agatha el clima todavía amaneció medio raro, pero la gente estaba animada, quizá felices de estar vivos. Se subieron a limpiar los techos, llenaron un montón de bolsas, como eran de plástico, como las que se utilizan para la basura, varias se rompieron al cargarlas; pesa mucho esa arena, a saber qué cantidad de metales tiene, ahora entiendo por qué le quieren sacar el hierro y dejar desnudas las playas.

Un vecino trajo su equipo de sonido, para alegrar lo que parecía una fiesta de la buena vecindad, la dueña de la casa se entusiasmó tanto que hasta fue a comprar chorizos y se puso a asarlos en una churrasquera chiquitía. Me acordé que tenía un disco de Sergio Mendes, que me pareció como anillo al dedo, ya saben, esa música es easy listening —como ahora está la moda de andar poniendo expresiones en inglés— animada y las voces de las chicas son dulces y se meten en la cabeza; además, la Bossa hace que uno quiera moverse. Le di el disco al DJ y lo puso, aunque antes lo revisó como quien mira algo viejo, no a mí, al disco, ya ven que ahora todos utilizan Ipod y esas cositas USB. Mais que nada empezó a sonar, los patojos la identificaron como algo que canta un grupo moderno, dijeron el nombre, pero no les puse atención.

Con música, chelitas y compañía, la limpieza parecía más una fiesta callejera que la reacción a un desastre o una emergencia. Algunas de las canciones gustaron más a los patojos, otras dijeron que eran para viejos. La que de verdá pegó fue Fool On The Hill, la vieja canción de Los Beatles, que Sergio Mendes convirtió en Bossa Nova. La versión original habla de un loco que oye voces y nadie lo quiere, un poco tétrica, pero a ritmo de Bossa, voces de chicas a las que uno se imagina en bikini y abrazando una guitarra, resulta relajante; aunque el hombre en la colina siga viendo como el mundo gira y escuchando voces que a saber de dónde vienen; ya me puse filosófico.

La música quedó perfecta para el nublado día, las cervezas y las tortillas con chorizo hicieron juego con la falsa playa. La mara le dio duro a la limpieza, yo también, no crean que soy gorrón; al rato estábamos como que nada hubiera pasado, maquillaje para un día post-desastre.

Salú pue.