viernes, 24 de octubre de 2008

Piñatas

Mis hijos crecieron hace muchos años y, como les he contado, cada uno tomó su camino, pero cuando eran pequeños más de algún vecino nos invitó a la celebración del cumpleaños de sus hijos. Ahora que lo recuerdo, pienso que fue bueno que los prejuicios, de los demás, nos evitaran más invitaciones.

Siempre he pensado que ese ritual de acabar, a palazos, con un personaje de cuento infantil o de caricatura, según el gusto del niño, es macabro; ya lo creo que si, todos quedan felices hasta que logran sacar el tanate de dulces que se acumulan en la panza. Mis hijos nunca se acostumbraron, por eso dejé de hacer esos rituales satánicos, pero no de celebrar cumpleaños, los cambié por refacciones en el colegio.

Todo este rollo viene al caso porque una de las señoras que llegan al taller ha venido manifestando un interés inusual en mi. Ella es una mujer guapa, divorciada, cuarentona de buen ver. Resulta que uno de sus hijos, precoz él, la hizo abuela hace un año. El asunto es que, según creo, ella pensó que la piñata del nieto era un espacio decente, y sin peligro, para reunirnos. Entonces se dio a la tarea, durante una semana completa, todos los días, de invitarme a la celebración. Para no darse color, enfatizaba lo mucho que le gustaría presentarle a su familia al gran Johan, subiéndome el ego, con esas y otras pajas, logró convencerme, además no tenía nada mejor que hacer el domingo.

La acompañé a la fiesta, ella se puso muy guapa, en realidad nada del otro mundo, pero se miraba bonita, más de lo acostumbrado. Mi entrada, como siempre, fue espectacular, la gente se me quedaba viendo, en especial los niños; en este país es raro recibir visitas de alguien de raza negra. Ya me acostumbré a esa maña chapina de evidenciar las diferencias; y a las miradas, con la boca abierta, de los güiros; me da igual.

Fue complicado sentarse en un patiecito de esos de casa del centro, pequeño digo, pero en realidad son más grandes que los de casa de colonia. En el lugar habían acomodado unas veinte sillas de plástico, para los adultos; igual cantidad de sillitas, para los niños, rodeaban una mesita adornada con dibujos de no se que personaje; hace años que no veo caricaturas, era una especie de alce, por los cuernos, de color naranja y con ojos enormes; el adorno se completaba con globos pegados al techo y las paredes, bien lindo se miraba todo.

Debo decir que una de las más simpáticas habilidades del artesano guatemalteco es la de hacer piñatas. Algunos piñateros son verdaderos artistas, lo efímero de sus estructuras no desmerece el trabajo que le ponen, algo así como las fallas de Sevilla; claro que hay otros que logran asustar a los niños, recuerdo una vez que un Hulk mal hecho fue la sensación de la fiesta.

El ambiente en una piñata de barrio es extraño, cada familia se aglutina en su sector, no hablan con los demás, usualmente las sillas están colocadas alrededor del patio, la mayoría de veces no hay mesas para los adultos, así que, si mucho, se habla con el vecino, en este caso mi amiga. Por otro lado, cada tantos minutos, aparecen personas que se presentan, platican un poco y regresan a sus incómodas sillas.

El plato fuerte es la piñata, aunque en el ínterin, de un tiempo acá, se ha popularizado contratar a un payaso. Los payasos de piñata son verdaderamente infames, no tengo nada contra ellos, de verdad, pero cuentan chistes malos y repetidos, si tratan de ser originales se ven peor, casi siempre hacen llorar a algún niño, sus atuendos asustan, antes que causar gracia; afortunadamente el show duró unos quince minutos.

Llegado el momento cumbre, el niño agasajado recibió un palo lleno de flecos, para que se diera gusto, cual jugador de béisbol, disparando golpes contra la piñata, supongo que lo entrenaron todo el año, porque no lloró y atinó a pegarle a la piñata, aunque sin mucha fuerza; claro, no se puede pedir que alguien de un año rompa esos muñecos.

Un por uno, los niños y niñas desfilaron para acabar con el personaje, el griterío de los adultos animaba la actividad, los patojos olvidaban por un rato la ropita de fiesta y la corrección, y lanzaban golpes intensos.

Me llamó la atención una niña tímida, delgada, con trenzas, llevaba una bolsita colgada al hombro, su actitud era de princesita remilgada, hasta limpió la sillita, haciendo cara de fuchi, fuchi, para no mancharse. Cuando pasó a quebrar la piñata se transfiguró: lanzó golpes que hubieran derribado a un toro, no le importó golpear a un par de niños en el hombro, y al caer los dulces se lanzó al suelo acaparándolos entre sus brazos y su cuerpo extendido.

La tarde siguió con el pastel, los refrescos y los chuchitos, que me encantan. Siempre recuerdo la primera vez que me los ofrecieron, en ese entonces llevé tal decepción, pensé que me darían un cachorrito, conste que tenía cinco años.

Me presentaron con medio mundo, fui testigo de los pequeños líos de la hija de mi amiga con su pareja, un muchacho tosco con cara de pocos amigos, igual que las demás familias que nos rodeaban.

Como era invitado especial, eso dijeron, cuando todos se fueron, me quedé a tomar un café con la familia. Pude ver al niño destapando los regalos, los padres mostraban su decepción, en la medida que descubrían lo que venía en los envoltorios; creo que pensaban en lo caro que les había salido la piñata y que los regalos no compensaban lo invertido, pues la mayoría de los obsequios eran baratijas chinas y calcetines de la sexta avenida.

Cuando me despedí le di un abrazo, ella aprovechó para besarme en la mejilla, dos segundos más de lo normal.

Salú pue.

viernes, 17 de octubre de 2008

Tragedia nacional (otra vez).

Después del rollo de la profecía el Jonás no había vuelto a hablar, hasta el miércoles por la noche. Estábamos con la mara viendo el partido, y cuando terminó lo escuché decir: puta no puede ser, es la peor selección que he visto en mi vida; le dije que la cosa no era para tanto, que igual la eliminación era inminente; también le dije que la culpa, en parte, era de él, pues no había orado lo suficiente, a lo que respondió recordando a mi madrecita.

Así como el Jonás estaban todos, hasta el Adán, quien dice que el fútbol le pela, tenía los ojos llorosos. El caso es que el resto de la noche nos la pasamos hablando de lo mismo, es más, dos días después, todos en Guatemala, siguen dándole al tema, el rollo se ha convertido en una auténtica tragedia nacional, pero en una que sucede cada cuatro años.

El rollo del fútbol en Guatemala es algo de locos y de ciegos, por no decir de estúpidos; para hablar más claro. Fuera de las condiciones básicas que debe tener un deportista; es decir, buena nutrición, altura adecuada a cada puesto, entrenamiento desde pequeños; o sea, formación integral pues, al talento es muy poco lo que se le puede pedir.

Pues dejando de lado esas consideraciones, suceden cosas raras, cosillas que todo mundo ha escuchado por ahí, pero que nunca se investigan o discuten a fondo.

Algunas de las cosas que he oído, conste que todos son rumores, pero como dicen, cuando el río truena. Lo que pasa es que el sentido común dice que no es normal, que algo o mucho de trampa hay.

Volvamos a aquel fatídico día (no al miércoles 15-10-08), cuando Guatemala perdió en Trinidad y Tobago, en los últimos minutos del encuentro; esa vez se dijo que la culpa era del Primitivo, porque no supo manejar el partido, muchos dijeron que se había vendido y luego recordaron cuando Honduras perdió la clasificación, en el último juego, contra México y con el Primitivo como entrenador; los hondureños también vociferaron que su técnico había recibido dinero, que era un vendepatrias; así dijeron por allá. De aquel entonces se recuerda, entre otras cosas, la necedad de alinear a Foster, cuando había sido responsable de muchos de los goles que recibió la bicolor. El Primi se fue, no sin antes descargar toda la culpa en los jugadores y echar unas cuantas pestes más.

Lo del Bolillo Gómez es de lo peor, ¿cómo se puede tener a una persona ganando tanto dinero, por más de un año, trabajando tres o cuatro días al mes?; finalmente lo echaron y ¡oh, sorpresa!, los flamantes directivos volvieron a contratar al Primitivo, y lo presentaron como el salvador del proceso. Eso fue descarado muchá, recuerdan que Kenton hizo un papel decoroso con la sub 23, pienso que por eso no lo quisieron a él, porque se corría el riesgo de que consiguiera la calificación al mundial.

Ya subidos en el macho (me refiero al Primitivo), suceden otras cosas extrañas. Foster fue convocado de nuevo como portero, cuando tenía un año de no jugar, porque ningún equipo lo quería. Thompson fue llamado a la selección, tampoco tenía equipo, estaba lesionado, por eso nadie lo contrató. Cabrera se fue a Noruega, pero allá no lo ponían a jugar, el Pescado estaba gordo, lo sacaron del Galaxy, en su nuevo equipo no era titular, pero en la sele era indiscutido. El Loco, no sabe jugar, solo corre detrás de la pelota, quizá tenían que haberle hecho pancartas a lo Forrest Gump, pero ni eso se les ocurrió, pero insistieron en ponerlo de titular, porque según dicen las malas lenguas, la directiva roja decía que la eliminatoria era un escaparate para que se exhibiera y que algún equipo extranjero lo comprara. El Moyo Contreras, jugó unos minutos en Argentina y luego ya no le dieron balón. Y así, hubo otros que se pasaban calentando la banca en sus equipos y en la selección eran titulares, ¿en dónde se ha visto eso?

El asunto es largo y las anomalías en torno a la bicolor siguen y suman. El que más sonaba y sigue sonando es el de las borracheras de los jugadores. Que si el Freddy es un borracho, que si al Pescado lo vieron casi tirado, en fin de esos cuentos hay una infinidad.

Son muchas cositas, pero los que saben o los que pueden investigar el tema se hacen de la vista gorda, siempre he pensado que con todos estos rumores la prensa está obligada a tratar de ir al fondo del asunto, pero como ya se sabe, o así dicen los rumores, todos son coyotes de la misma loma. En fin, se quiera o no, todos terminamos hablando del tema, miren pues, yo que no soy futbolero y aquí me tienen echando más paja al fuego. Lo hago en el afán de consolar al Jonás y al Dieguito Iespien, pues esos si que están sufriendo.

Salú pue.

viernes, 3 de octubre de 2008

Profecías

Hace unos días, el Jonás vino con una gran preocupación, según él tenía una profecía importante y quería compartirla conmigo.

A mi no me gustan esas cosas, pero le dije que orale, que lo escucharía, a ver que onda. Pero no paró ahí, luego me pidió que la subiera al blog, porque era de gran importancia; no le creí, pero de repente a alguien más si le interesa, me dijo, así que me convenció.

Me pasó un papel escrito a máquina, casi sin espacios, les transcribo fielmente lo que decía.

En el ltimo a{o del reinado del arbsto, suceder que una gran bolsa caerá desde los cielos, oscureciendo el panorxxma econmco del mundo y llevndos consigo a todas las bolsas del mundo en un agujero negro.

Esto pasar para que l ltimo dscendiente de Caín pueda sentarse en la silla que le ha pertenecido desde el principio de los tixxmpos. Quitndle el lugar al descendiente de quien ha sido culpado de llevar su marca.

Vi que el cxelo se abrió, y he aqu 7na mujer vestida de rojo, con un anmal sobre la cabeza, que sostena en la diestra una paleta de cocina y en la siniestra un delantal, era llamada para hablar en nombre del ltimo descndxxente. Ella se neg, diciendo: Slo soy una pequea Hcky mm que no sabe hablar bien, entonxxces una voz le dijo "toma de la ceniza del altar y comela"; pero la mjer se neg a cmer, diciendo "que porquera" .

Entonces tuve una visn y he aqu que la mujer decía:
"untaremos la democracia por todo el mundo", y luego agrgaba "digo untar porque soy ama de casa".

Vi entonces que la gente dejaba de comprar cosas cxxaras, y de hacer viajes lxxrgos, y usaba ropa sin mrca y todos llrban y se lamntaban, diciendo: "tengo tres hipotecas", y rasgaban sus tarjetas de crdito y se culpaban los unos a los otros.

Entonces el ltimo angel me mostr el fturo, algo que no puedo contar, y pude ver al descendiente de Can llrar arrepentido y maldxxcir a la mujer por no haber comido de la ceniza del templo, porque entnces no poda hablar.

Supongo que la profecía seguía, pero ha estado lloviendo mucho y el resto de la hoja estaba manchada y llena de lodo, al parecer alguien salpicó encima al Jonás cuando venía para acá.

Me explicó que las profecías le llegaban en una especie de "escritura automática" y que, luego de escritas, no podía recordar nada ni aun leyéndolo. Así que olvidénse de las correcciones.

Le dije que mejor orara tiempo extra, para pedir que le fuera enviada una computadora, porque, por lo visto, eso de escribir a máquina no se le da. Dejá de chingar me dijo, luego aseguró que mi futuro se veía negro, y que nada bueno vendría para la humanidad.

Solo pajas sos, le dije.