Maestros y maestras, niños y niñas, moros y cristianos, señor embajador, señores invitados especiales, distinguido público que me honra con su lectura, todos juntos ya; debo comunicarles (aunque ya lo sepan) que hoy es el día del diablo.
Espero que todos hayan juntado suficiente basura: llantas, colchones, chiribisco, papel periódico, fotos de las ex y los ex; libros de Coelho, Brown, Vargas Llosa y los plagiados por Echenique; cosas por el estilo, que sean inflamables y que puedan hacer una linda y calurosa fogata.
La quema del diablo es una tradición que viene desde hace muchísimos años. No soy experto en el tema, pero considerando que ya estoy grandecito y que cuando yo era chiquitío se decía que era algo que los abuelos y los abuelos de los abuelos ya lo practicaban, entonces quiere decir que lo de hacer fogatas en este día es cuento viejo.
Me acuerdo que era bien chilero. Uno se iba a los barrancos a buscar chiribisco y otro tipo de ramas secas, luego se construía una casita, adentro se le metía basura y a las seis de la tarde se le pegaba fuego. El chiste era hacer la fogata más alta y para mitigar el fuego de los vecinos, cuando no se daban cuenta, todos nos echábamos una araña en su fogarón.
Con el paso de los años la quema del diablo ha venido decayendo, los motivos son muchos: la ciudad ya no es la misma, eso es evidente; ya casi no quedan sitios baldíos, por ejemplo; se genera mucha basura y después da hueva recogerla. Por otro lado está la satanización (curioso, ¿no?) que de la quema del diablo han hecho los ecologistas; quizá tengan razón, quizá no, ese no es el tema; la cosa es que los fogarones cada vez son menos.
De cualquier forma siempre he encontrado contradictorio ese rollo de quemar al diablo, ¿acaso no vive él en el infierno pue?
Por eso, si usté tiene basura aproveche para quemarla, siempre y cuando no moleste al prójimo, cosa difícil si se toma en cuenta que toda hoguera produce humo y cenizas.
También hay que considerar que es una vez al año, ya saben lo que dicen: una vez al año no hace daño, por lo que todo mundo puede quemar al chamuco sin sentir remordimiento alguno, la absolución la ha dado la sabiduría popular.
Salú pue.
El tambo — Capítulo 4
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—Joven, hágame el favor, por vida suya, ayúdeme a subir el tambo por la
puerta de atrás.
Un poco de esfuerzo y el tambo quedó acomodado. El brocha apurab...
Hace 11 años
5 comentarios:
Ay, Johan, me hiciste recordar cuando nos íbamos con mis hermanas y vecinos a buscar chiribiscos a Las Charcas. Todo eso estaba abandonado y en el estanque los grillos dejaban sus pellejos enteros... Regresábamos jalando enormes cargamentos de maleza seca y hacíamos el fogarón más grande... hasta que se nos vino el periférico y las nuevas colonias...
y después la conciencia ecológica y esas cosas.
Tienes razón... la ciudad ya no es la misma.
:o(
Mire pues. Esos azucareros sí que se esfuerzan por perpetuar la tradición. Yo no lo había entendido hasta ahora.
Nancy: Eran chileros esos tiempos maestra, que bien que haya hecho sus fogarones.
Bonitas anécdotas quedan.
Anónimo: Lo "pior" es que los azucareros lo hacen durante más días, y luego dicen "que bueno que la zafra llegó".
Salú pue.
Que estúpido este post .. quemar basura es lo mas tonto .. para el ambiente y mil razones mas, gracias.
Annie: Para servirle.
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