lunes, 28 de diciembre de 2009

El fantasma de las navidades pasadas o emborracharse con dos cervezas no tiene gracia.

Pasé la nochebuena en mi casa, solito, como siempre, es algo a lo que estoy acostrumbrado. Por la tarde me tomé un par de chelitas con los cuates, juro que fueron solo dos, es necesario hacer énfasis para que no tomen a mal lo que les contaré. El rollo es que me quedé dormido como a eso de las diez de la noche y me desperté un poco antes de las doce, pero todo había cambiado, la casa estaba distinta y tenía visitas, no me explico cómo sucedió.

Al principio sentí un viento fuerte (puro Asturias) colarse por la puerta, algo extraño, pues había cerrado con llave, en eso me doy cuenta que ahí estaba mi primo Morgan, cosa más extraña todavía, porque yo no tengo un primo Morgan. Le pregunté quien era y me dijo, en ese inglés raro que hablamos los beliceños, soy tu primo Morgan, vine a principios de diciembre a Guatemala, soy el hijo de tu tía Mary Bush Smith, soy el que siempre te conseguía novias cuando ibas de vacaciones a Belice; te acuerdas que cuando hablábamos por teléfono te decía que quería venir a visitarte, todo porque me contaste que las mujeres de este país son muy bonitas y se emocionan al ver un hombre de color, por eso ahorré y aquí me tienes. Yo sé que eso no es cierto, las guatemaltecas no son de emocionarse y si lo hacen saben ocultarlo; pero sobre todo, yo no tengo un primo Morgan.

Recordé algo de cuando Morgan llegó, supe que lo había acomodado en la sala, para que fuera más fácil deshacerme de él; pero luego se instaló en el cuarto que tengo para lavar ropa; me sentí algo esquizo, pues como ya dije, no tengo un primo Morgan, así es que no era posible que recordara algo al respecto.

Morgan no paraba de hablar y me decía que pensaba que encontraría mi casa llena de chicas, que se imaginó que yo tendría una especie de club nudista, solo de mujeres. Yo me encargo de eso, por aquí hay buenos prospectos, ¿acaso no has visto a la que despacha en la tienda?, dijo.

A la mañana siguiente, me levanté, no recordaba nada de la noche anterior. Al pasar para el baño veo a la chica de la tienda sentada en mi sillón, se me queda viendo y dice hola, mientras toma su café; Morgan me dice que no sea descortés y que le responda a Lucky.

Seguí de largo para el baño, cuando salí ya no estaban, pensé que el agua caliente había hecho que todo volviera a la normalidad. Me cambié, leí un rato, de repente escuché ruido en la cocina, fui a ver y que me encuentro con Lucky, moviendo algo en un sarten, mientras bailaba al ritmo de una tonada que ella misma cantaba, estaba completamente desnuda. Me quedé sin palabras.

Pasados unos minutos tocarón la puerta, cuando salí a abrir tuve que restregarme los ojos, era un grupo de mujeres, reconocí a un par que son mis vecinas, las otras eran amigas de ellas, y amigas de las amigas, eran como diez o cien, parecía una multitud. Entraron y de inmediato se quitaron la ropa, minutos después todas estaban desnudas, conversando y comiendo lo que Lucky había preparado. Morgan se me quedó viendo y me dijo: ¿es o no es este el paraíso? Otra vez me quedé sin palabras.

Llegada la noche las chicas se fueron, agradecieron por la hospitalidad. Al rato me quedé dormido, cuando desperté el dinosaurio todavía estaba ahí, eso no es paja, es un dinosaurio de plástico que tengo en la mesita de noche. Fui a bañarme, antes pasé revisando y todo estaba en su lugar, ni chicas ni primo Morgan, que por otro lado, vuelvo a decir, no tengo ningún primo Morgan.

No sé si sentirme como Ebenezer Scrooge o en un amanecer con cruda, juro que solo me tomé dos chelitas, vaya usté a saber qué sucedió.

Salú pue.

2 comentarios:

Tereza dijo...

Increible lo que te paso! y más increible que no hayas aprovechado la situacion. Y que bueno que tu "primo" no haya querido aprovecharse de ti!

Johan Bush Walls dijo...

Tereza: Todavía sigo sin saber si ocurrió o no, lo que si estoy seguro es que no tengo primo Morgan.

Salú pue.