Maestros y maestras que visitan mi semi-abandonado blog, les cuento que este año no hubo fiambre. Voy a sonar como despechado, pero la verdá es que no mucho me gusta el mentado platillo, tiene demasiados ingredientes. El año pasado me di una buena comilona, con chelitas y todo; pero estaba en buena compañía, así uno se anima a hacer concesiones.
Para los que no lo saben, el fiambre se come una vez al año, el 1 de noviembre; es una mezcla de todos los embutidos habidos y por haber, colocados sobre una base de verdura picada, curtido que le llamamos en Guatemala.
Muchas tradiciones se vienen cuando inicia noviembre, partiendo del hecho que todos acuden a adornar las tumbas de sus muertos; aunque luego, luego, dan paso a la temporada navideña.
A mí esos rituales con la muerte se me hacen insoportables. No tiene que ver con que le tenga miedo, es que no me gusta ir a los cementerios; por mi parte los muertos pueden descansar en paz. No es que sea un tipo sin sentimientos, yo también tengo mis muertos, a los que recuerdo de forma recurrente: mi abuela, mi madre, la madre de mis hijos; pero nunca he visitado sus tumbas, es parte de mi forma de ser.
La cosa es que, a pesar de ser una tradición del día de los santos difuntos, para mí, comer fiambre más me parece una celebración de la vida; en línea con el comamos y bebamos que mañana moriremos.
Pero ya la fecha pasó, yo sigo hablando del tema porque mi cabeza está hecha un revoltijo; bueno sería tener el orden de Miss Trudy, quien siempre llena sus post de actividades, pero bien ordenaditas las presenta.
Como dicen que escribiendo uno hace espacio para nuevas ideas, además espero que al comentar acá algunas trivialidades pueda poner un poco de orden en los pensamientos, pues ahí les van.
Hace unos días, en una de esas ventas de antigüedades, veía un teléfono sin números ni disco. Un niño se le quedó viendo al aparatejo y le preguntó a su papá: ¿qué es eso papi? Él respondió: Está raro vos, parece un teléfono, pero a saber cómo funcionará. Resistí la tentación de contarles que se trataba de un teléfono de los que se usaban hace unos cuarenta años, cuando habían operadoras que comunicaban con otros números; sólo se levantaba el auricular y timbraba en la central, donde una amable mujer decía: ¿con quién quiere hablar?. Yo siempre olvidaba el número, entonces la señora pedía el nombre, uno decía: con doña fulanita de la tienda, y la amable señora nos contaba que había salido de viaje a ver a su abuelita enferma y no regresaría hasta dentro de unos días. Mucho mejor que esas dichosas contestadoras automáticas que hay en estos días. Supongo que un niño de esa edad, tenía como 10 años, ya debe tener entre la bolsa un celular 3G, o una Black Burry, o Berry, da lo mismo. Si que estoy viejo dije en voz alta.
Visualizando el celular estaba, cuando empezó a sonar una melodía de ritmo reguetón, ya melodía, a esa bulla que bailan los patojos de ahora me refiero. De inmediato recordé un video que me llegó por email, en donde una pareja baila el mencionado ritmo.
Púchica maestros y maestras, eso es bailar, lo demás son babosadas, si vieran a esos dos, es algo así: Ella le da la espalda, él la toma de la cintura, ella arquea el cuerpo hacia adelante, él se arquea hacia atrás, ella le pega las nalgas, él extiende los brazos, ella se mueve rítmicamente sin despegarse, él le pone una mano en el vientre, ella no deja de moverse y se arquea más, él levanta una mano como si fuera jinete de jaripeo, ella se da la vuelta, él se queda parado y abre las piernas, ella se pega de nuevo y se mueve otra vez en círculos, ella se pone como que fuera perrito, él la monta por detrás, ella se da vuelta y hace como que le baja el pantalón, él le pone las manos en la cabeza, ella hace como que succiona, él hace como que traba los ojos. Es una especie de video porno, pero ambos están vestidos. Bien pilas para bailar.
Sin embargo, miren como cambian las cosas, también recibí otro video, la misma música, el mismo baile, el mismito, así sin paja, con la única diferencia que los protagonistas eran niños de entre seis y diez años (si no me creen gogléenlo), que estaban en la celebración de un cumpleaños y alentados por padres y madres, participaban en un concurso de baile. Aquí si me chocó el asunto, para que se los describo, si era como estar viendo pornografía infantil.
Me puse a pensar en lo mucho que cambian los tiempos y como la gente es producto de su entorno, no tengo nada en contra del reguetón, pero es inevitable pensar que los niños de esa fiestecita, de seguro, estarán teniendo sexo a los once o doce años.
Quizá ya estoy viejo y me estoy volviendo puritano, pero creo que eso no se hace con los patojos.
Salú pue.
El tambo — Capítulo 4
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—Joven, hágame el favor, por vida suya, ayúdeme a subir el tambo por la
puerta de atrás.
Un poco de esfuerzo y el tambo quedó acomodado. El brocha apurab...
Hace 11 años
8 comentarios:
Querido Johan, tu blog amaneció hecho un delicioso fiambre, jajaja.
Empezaste hablando de dicho platillo y terminaste hablando del reguetón pasando por las operadoras de teléfono de hace cuarenta años. Ufff, dan tantas ganas de hablar de todo esos temas que mencionaste, pero sería la de no acabar.
Ah, a mí me encanta ir al cementerio general, pero cuando no hay bulla. Es uno de mis paseos favoritos. Y bueeeee, no creas que eres el único espantado con el famoso video de los niños bailando. Anoche, precisamente, mi hija de 19 años estaba asqueada contándomelo. Le chocó tanto... y mira que no tiene mucho de mojigata. A ella le encanta el reguetón. Pero ni modo, son otros tiempos, otros mundos... Para abonar a tu fiambre te diré que a mí todavía no me pasa eso que cuentan de haya una silla sin fondo en donde se sientan sin calzones, creo, los aspirantes a Papa (del Vaticano) y alguien confirma que tengan los genitales correctos, para que no pase como aquella Papizza que se los "baboseó" a a todos y hasta tuvo un bebé mientras era pontífice.
Jajajajaja, apapapachos divertidos y con fiambre (dentro de dos días terminaré de comer el que traje a casa).
Yo no quiero ver ese video. Me dan tristeza esas cosas. Tambien me da tristeza cuando comienzan a sexualizar a los ninos de otras maneras, poniendole maquillaje y ropas adultas a ninas pequenas o diciendole a los varoncitos desde pequenos que se "porten como machos" y que hay que tener muchas novias y ensenarles a las mujeres quien es el que manda.
A mi si me gusta el fiambre para comerlo una vez al ano pero ahorita ya tuve mas que suficiente! :o) Si cansa, es como estar comiendo ensaladitas por dias ...
O es una mierda (lo del video) o ciertamente como dice este "post fiambre" estamos viejos...
Yo creo y con tu perdón que es una mierda!!!
Me encanta como hablas de todo! Ah.. y no estás viejo, yo odio el regueton, (tengo veinte años) y le estoy inculcando buenos gustos a mi hermana (de once años) que también odia el regueton.
No estas viejo!
Saludos!
déjeme decirle que he conocido pocas personas de3 edad que escriban tan joven como usted maestro... tiene años pero es un polluelo... abrazo grande maestro, que bueno es volver por acá...
Ah, sr., usté sí que está...¡en lo correcto!... (no habrá pensado que iba decir "viejo", ¿no?)
Y es que estamos completamente de acuerdo, en lo de los cementerios, y en lo de los niños (lo del fiambre no se practica en absoluto por acá, más bien ahora se les está dando por el Halloween...)
Le cuento que por estos pagos hubo un debate en torno a un programa en la televisión (muy taquillero, por cierto), donde concursaron parejas de niños imitando los bailes de los grandes. A mí me dá tristeza que eso ocurra, y que se exhiba como si nada fuera... no importa el ritmo, si no el momento de la vida para disfrutar de él... y el sexo a los 11 o 12 años, es un despropósito en el tiempo, y peor aún cuando es inculcado por adultos y padres.
Se me ha venido a la mente una frase que me lanzaron en la iglesia cuando tenía 14 añitos, y que desde luego, no me la creí (sí me creí lo del libre albedrío), y decía así: "La danza es un culto al diablo". Yo digo: "La danza es un culto a la alegría, a la felicidad, al disfrute, a los sentidos" Y en cada etapa de nuestras vidas, danzamos una música diferente... lo más lindo de todo es elegirla.
Cariños, Johan. Como siempre un gustazo leerlo!!!!
Usté está entonces, gran maestro de las pajas, en contra de la ley de educación sexual?
Nancy: Es un rollo ese baile, pero cada quien con su rollo. El rollo es que a los niños hay que dejarlos que vivan su niñez, que ellos vayan descubriendo; aunque quizá sea un signo de los tiempos. Que rollo.
Miss Trudy: Es que ese es el rollo, se sexualiza a los niños, todo tiene su tiempo, pienso.
Engler: Sabias palabras maestro.
Tereza: Gracias por tus palabras, tú eres una bebita muy inteligente.
Yacasi: Y que bueno verlo a usté por acá, se extraña la visita de los cuatachos.
Lauri: Que palabras más acertadas ha escrito usté. La doble moral siempre está en todos lados maestra.
Cariños para usté.
Anónimo: Pienso que el primero que debe recibir sus clases es el arzobispo.
Salú pue.
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