No quisiera seguir hablando de las navidades y los años nuevos, pero ya ven, en la medida que uno se pone viejo se hace más difícil arrancar la última hoja del calendario.
El rollo es que la navidad pasada estaba dispuesto a hacer concesiones, celebrar, pero como las cosas se trastornaron a último momento, entonces me puse a buscar otras opciones, claro que sin muchas ganas.
Afortunadamente los cuates siempre están a la orden; el Adán ofreció su casa, la de su mamá pues, pero eso de posar en navidades no me gustó; así que me contenté con acostarme temprano.
Después de calentar un par de tamales, de los que me regalaron la mamá del Adán, la vecina, la esposa del Beto, el Dieguito, en fin, los que me conocen, y sabían que iba a estar solo, enviaron el respectivo tamalito, paré reuniendo como quince, de todos colores. Cada casa tiene su modo de hacer tamales, habían de arroz, de masa, de marrano, de pollo, la dueña de la casa me presumió que los suyos eran de gallina criolla.
Me despaché uno de arroz y el otro de maíz, ambos de carne de cerdo. Los negros los dejé para otro día, esos venían con dedicatoria especial, pero como no me gustan mucho, por el sabor dulzón que dejan, los guardé; aunque a estas alturas del año ya se fueron feitos.
A las siete de la noche apareció el Jonás, venía a invitarme al culto, dijo que los niños de la iglesia iban a presentar una pastorela, que comenzaba a las ocho, le dije que me iba a acostar temprano, pero luego me animé, al fin que, pues nada, igual no creo en dios, pero reírse un rato de las payasadas de unos niños me permitiría salir. Si me quedaba en casa, dormido, luego la cuetería de las doce me iba a despertar, eso me pone de mal humor.
La iglesia del Jonás es un local comercial reacondicionado para fungir como tal, tiene poca decoración, las señoras colgaron unas cortinas rojas para simular un escenario, al mismo nivel del suelo, apenas éramos unas veinticinco personas, casi todos padres de los niños que desfilaron como reyes magos, pastores, un ángel y, por supuesto, José y María. La novedad era que el niño Jesús era un niño de verdad, el nieto de Marina (quien no se llama así, tengo que recordarlo), para más señas, y ahí estaba ella, con la mirada altiva, aparentando que no me había visto (quizá era yo el que estaba pensando pajas), hasta que su hija la codeó, entonces me dirigió una sonrisa de cajera de Mc Donalds.
Me arrepentí de estar ahí, por un segundo, luego pensé: ella se lo pierde, no es cierto, no soy tan arrogante, pero me despreocupé y seguí disfrutando el show.
La pastorela estuvo de antología, el bebé (que tiene un año), lloraba y lloraba, la patoja que hacía de María no podía calmarlo, José parecía angustiado, los trajes de los reyes magos eran vestidos de noche femeninos, salidos de alguna paca, cubiertos con capas que parecían faldas largas, de satén y terciopelo negro.
Cuando el Jonás comenzó la prédica (la cosa duraba hasta medianoche) mejor me salí. Me fui caminando a la casa, fumándome un cigarro, Marina (quien no se llama así, disculpen la necedad) venía de regreso, había llevado al nieto a su casa, ella volvía por la hija, pues se había quedado a esperar al novio, él canta en el grupo de alabanza.
Al estar cerca, bajó la cabeza, y en voz baja dijo: Feliz Navidad Johan. Supongo que esperaba una disculpa por publicar su vida en el blog, no lo hice; en realidad no creo haber violado alguna regla, pero bueno, la saludé, nos dimos el abrazo y seguí para la casa. Tres pasos adelante giré la cabeza, casualmente ella también lo hizo, fue entonces que dijo: gracias por el libro, está muy interesante, tal vez un día de estos lo discutimos.
Recordé que le había regalado una versión bastante buena de Las mil y una noches, los cuentos tal como son, eróticos, me lo encontré en una librería de viejo.
Salú pue.
El tambo — Capítulo 4
-
—Joven, hágame el favor, por vida suya, ayúdeme a subir el tambo por la
puerta de atrás.
Un poco de esfuerzo y el tambo quedó acomodado. El brocha apurab...
Hace 11 años
17 comentarios:
Pues óigame don Johan, qué bueno que te decidiste a última hora y te fuiste a la pastorela. Como que habrá II parte de este capítulo de tu vida... aquí esperaré la historia. ¡Feliz año!
Llega un punto en el que realmente no se si es verdad lo que contas o son puras pajas... jajaja pero igual me agrada bastante la forma en que escribis.
Anonimo09
qué es la verdad?
Master cuando las jermus voltean a ver y uno también es que algo hay, pilas Maestro de lo pajero.
Mi fin de año también se trastornó a lo último: Estoy de vacaciones en Atlanta, en casa de mi hermana, como siempre me siento lejos de mi amada Bogotá y de pronto alguien me dice que asesinaron a mi mejor amigo, luego vino el llanto, el desespero, empacar maletas, cuadrar un vuelo el primero muy a las 7 de la mañana he intentar llegar para despedirlo. Quisiera que mi historia fuera pura paja... Un abrazo Johan.
osea que la Marina es una ruca?, ya es abuela y todo?. Ay Dios Don Johan, usted no deja de sorprenderme... yo me lo hacía más de jóvenes jajaja.
Puchis, yo quiero un libro de esos! jaja.
Nancy: A ver que nos depara el futuro, lo que si aseguro es que cualquier cosa por aquí la estaré contando.
Anónimo 09: En medio de tanta paja siempre hay algo de verdad o viceversa. Este es mi blog personal, soy pajero, pero sincero.
Prado: Pues no sé que es la verdad, peron dicen por ahí que al conocerla nos hará libres.
Kontra: Si, uno siempre desea que volteen a ver, hay que estar alertas maestro.
Yacasi: Que lamentable y triste lo de tu amigo, lo leí en tu blog pero no supe que decir. Lamentablemte países como Guatemala y Colombia comparten ese tipo de violencia. Mi solidaridad para vos. Un abrazo maestro.
Prosódica: No digás eso, luego se pone más enojada, no solo yo contando intimidados y vos diciendo que es una ruca, si apenas pasa de los cuarenta, en el post que habla de la piñata lo cuento, lo que pasa es que uno de sus hijos le hizo la gracia de convertirla en abuela, pero ella es patojona.
Salú pue.
¿Y vos no tenías idea de que ella iba a estar allí? Mmmmm....
Carolina: Juro que no tenía idea, pero recuerda que soy escritor pajero.
Salú pue.
Hola!
Ayer me equivoqué de blog y te escribí en el de Esteban Dublín pensando que eras tú, qué despistada!
Me siento como en la continuación de una historia que no he comenzado y no sé qué comentarte aquí, pero ya volveré otro día y supongo que tendré más palabras.
Un saludo.
Querida Parsimonia: Aquí abajito está la historia completa, te invito, alegremente, a que la leas, pasimoniosamente, te garantizo la diversión o te devuelvo tu tristeza.
Salú pue.
¿Comenzó con "Solo"? Bueno, pues lo que sé es que has contado intimidades de una mujer cambiando el nombre. No es delito, parece.
Me gusta leer las desnudeces del alma.
Salú.
Parsimonia: todo empezó en un lejano post llamado Piñatas. Aquí mismo.
Salú pue.
¿Probó usted a enviar algo de lo que tiene inédito a la editorial Milésima?
editorialmilesima@gmail.com
Yo que Marina, halagada me sentiria que alguien escribiera de mi en la forma que usted lo hace de ella, aunque el contenido es un algo fuerte y muy dejado a la imaginacion, (que la mia como vuela) usted lo hace con una sutileza que ni Corin Tellado puede.
Andele Marina, no sea enojona, nadie la conoce ni conocera su identidad, dele gusto al gusto!
Blumm: Probó usté publicar algo de los bueno que encontró en la red, anímese, no solo de cosas inéditas vive el hombre.
Alecksya: Son un misterio las mujeres maestra. Acabo de sentirme raro al leer el nombre de esa señorona que escribía novelas para otras señoronas.
Salú pue.
Publicar un comentario