martes, 7 de julio de 2009

Comedor Mi Verapaz.Ensayo antropológico/económico. La pintura como método para modificar la conducta humana y herramienta para incrementar las ventas.

Hace varios meses, a finales del año anterior, unos chavos decidieron montar una exposición de pintura. Como no querían poner su trabajo en alguno de los lugares tradicionales a alguien se le ocurrió buscar un espacio fuera de lo común; entonces lograron convencer al dueño de un comedor que se llama: Mi Verapaz, que funciona en una casa antigua, claro que en el centro todo es antiguo, y que está ubicado en la 15 calle, entre 6ª y 7ª avenidas.

Por ahí merodean: niños de la calle, a varios de ellos se les puede ver con su bolsita de pegamento, pegada a la nariz; vendedores informales, nada raro, si se considera que el centro es el centro de la venta informal, aunque también hay muchos en El Guarda; de igual forma se pueden encontrar indigentes, aunque esos se ven por todos lados; ahora que lo pienso, creo que por ahí circula la misma clase de gente que hay en toda Guatemala. La cosa es que el comedor no es de aquellos a los que van los ejecutivos a comer su almuerzo ejecutivo.

El lugar está dividido en dos ambientes, la mayoría de los clientes que llegan no son comensales, su rollo es tomarse unas sus chelitas o un su par de traguitos, que muchas veces se convierten en otra chelita, otro par de traguitos y hasta ver a Cristo. Eso sí, los encargados del lugar son bien cuidadosos con el comportamiento de la clientela, si alguno empieza a hacer relajo le dicen, con toda la educación del mundo, no vayan a pensar que son violentos: joven, su presencia no es grata en este recinto, y luego lo sacan a empujones; eso cuentan, yo no tuve la suerte de ser testigo de algo semejante.

En uno de los salones hicieron la exposición, todas las paredes fueron tapizadas con las pinturas de un pintor que se animó a ponerlas ahí, y sus cuates, los del pintor, se reunieron para inaugurar la muestra; pasados unos días el pintor se llevó sus pinturas, pero sus cuates se siguieron reuniendo en el lugar; y bien lindo todo, porque cuando ellos están presentes la mara no hace relajo; es más, ni entran, se quedan afuera por pena; entonces los dueños ya no saben que hacer, porque les espantan a la clientela; lo último no es cierto, esas son pajas mías, ganas de fregar un poco.

Lo chilero del asunto (y aquí es donde viene lo antropológico) es que los clientes, cuando vieron las pinturas, dijeron: a púchicas, eso lo podemos hacer nosotros; entonces, como quien se pinta solo, se dieron a la tarea de convertir las paredes en un mural; es decir, su conducta fue modificada por interactuar con las pinturas, porque antes nadie pintaba ni rayaba; resulta que ahora todos (niñas, niños, adultos, adultas, viejitos, viejitas) escriben y pintan en las paredes, algunos hasta demuestran su bajeza (recuerdan aquel dicho que dice: El que pinta pared y mesa, demuestra su bajeza), pues como son chaparros, tienen que pintar en la parte de abajo.

Lo cierto es que todo mundo quiere sentarse a echarse su tapiz, en el salón que estaba tapizado de pinturas, y eso si que está pizado (disculpen la palabrota, pero era necesaria para el ritmo del texto), porque no hay mucho espacio, entonces cuando la gente ya no cabe se resignan a estar en el otro salón.

El lugar está calidá, curioso diría yo. Por ahora, se congregan ahí varios artistas plásticos, así les gusta que les digan, allá ellos. Dicen que los dueños están esperando que lleguen escritores; pero no saben si los dejarán entrar, porque la mara que escribe no consume mucho, porque nunca tienen pisto; como no ganan nada con sus escritos, en cambio los pintores si gastan, hasta invitan a otros.

Hay gente de negocios vecinos (y aquí es donde viene la parte económica) que han solicitado que también pinten sus: Bares, cantinas, restaurantes, cafeterías, tiendas, abarroterías; porque se dieron cuenta que el Comedor mi Verapaz ha incrementado sus ventas desde que los clientes se fueron con la pinta.

Yo estuve ahí, me las ingenié para no darme color (aquí viene de nuevo la parte antropológica), sólo estuve observando, con la intención de contarles el rollo. Me tomé una mi agüita gaseosa, nada más (he ahí la parte económica, otra vez); vayan a visitarlo, los que viven en Guatemala, y me cuentan que les pareció.

Salú pue.

9 comentarios:

la-filistea dijo...

O sea que se vé algo asi como las paredes del Central para Varones?

A ver cuando me invitás a comer ahí.

Nancy dijo...

Johan, excelente post, me reì mucho. Me gusta tu estilo y me divertí con que no te diste color

Miss Trudy dijo...

Johan ME ENCANTA!!!!! Me encanta lo que pasó, me encanta la forma de contarlo, todo me encanta. Casi me da miedo ir a conocer por que no sea tan encantador como lo has descrito. Pero de que he de ir, he de ir, y ya te contaré. Un abrazo.

Johan Bush Walls dijo...

Filistea: Cuano querrás vamos a comer, todo es cuestión de voluntá.

Nancy: También me llega tu estilacho, que bien que te haya divertido el texto, soy muy serio para escribir, nunca pienso que estoy escribiendo algo divertido.

Miss Trudy: Existe esa posibilidad, no olvidés que soy escritor pajero; pero todo sea porque el texto sea legible, hay que darle algo de ritmo, digo yo.

Salú pue.

Anónimo dijo...

La espera que hacemos algunos humildes servidores, para ver una entrada en el blog vale la pena.

A mí me encanta que se rompan los esquemas, sobre todo si es en arte (exceptuando a aquel hondureño,
-creo- que había encadenado a un pobre can y decía que eso era arte).

Sin afán de ser aduladora...es uno de los comentarios más acertados y sinceros que un critico puede hacer sobre el arte.

Salúd...os!

Anónimo dijo...

P.D: El título de esta entrada se parece mucho a el título de los capítulos de cinco semanas en globo de verne. Mira y verás...

Johan Bush Walls dijo...

Maga: Es chilero eso de romper esquemas maestra. Es cierto, a veces me tardo en publicar acá, pero la invito a pasar a mi otro blog, el de los cuentos pajeros, siempre hay material para leer.

Por otro lado, estoy seguro que ese Verna me copió.

Salú pue.

PROSÓDICA dijo...

Mi negro!! y dígame usté cómo hizo para no darse color?, se puso capucha o algo?. Yo lo veo complejo, qué sofoque!. Pero en fin, que pilas usté siempre.

Ay Dios Johan, yo creo que a usté sí ya le está entrando la edad... mire que se me olvida constantemente que le gusta la marimba. Y sé que no debe asociarse a ninguna edad en específico Johan, pero es que en serio que es raro que les guste a los jóvenes... o quién sabe, pueda que sea sólo yo la que no soy tan "chapina". ¿Qué le vamos a hacer?.

Me impresiona la utilización del "punt y coma" por todos lados en sus escritos. Lo caracteriza, aunque seguro ni cuenta se ha dado jajaj. ;)

Me llegó lo de los poetas sin pisto. De pronto y deba declararme poeta y dedicarme a eso por que últimamente no me alcanza pa´nada. De repente y también me conecto a un Pintor... según usté me saca de apuros jajaja.

Buen rollo Johan, buen rollo.
Abrazotes y apachurrones pué... aunque eso de la marimba, insisto, está bien mata pasiones usté.

Johan Bush Walls dijo...

Prosódica: Lo de la marimba es un gusto raro, pero bueno, qué le hagao. Me disfracé de Michael Jackson para no darme color.

Le voy a contar una anécdota.

Mi abuelo era un tipo a todo dar, pero por esas cosas de la vida nació con una pierna más larga que la otra, por eso cuando caminaba parecía que daba pequeños saltos.

La gente le vivía poniendo apodos, algunos le decían chorrito, porque al caminar se hacía grandote y se hacía chiquito.

Pero otros más creativos le decían: punto y coma, porque al caminar hacía una pausa y luego seguía; por eso utilizo el punto y coma, como un homenaje a mi abuelo.

Un abrazo pue maestra.

Salú pue.