viernes, 15 de agosto de 2008

Las estrellas de la Filgua

Me fui a la feria no muy convencido. A pesar de que me envían dinero duro (libras esterlinas), la crisis está fregada y no creo conseguir ninguna consultoría en los próximos tres meses. Así que comprar libros, que es algo así como un pecadillo menor en mi pesada situación económica, se convierte en un evento mayor, ante los precios que habitualmente tienen los libros en este país.

Le dije al Adán que lo acompañaba sólo porque el cuate está en su faceta fetichista con los libros e insiste en tenerlos autografiados por su autor, y en la feria andaban varios. Además el Beto y el Jonás le echaron vicks, ambos dijeron que a ellos la feria del libro se las pelaba, entonces no le quedó más remedio que rogarme para que lo acompañara.

Mientras el Adán corría por los pasillos persiguiendo a las estrellas, yo me contenté con ver anaqueles, como niño pobre en juguetería, relamiéndome con los títulos que alguna vez pensé indispensables y riéndome de los fundamentalistas religiosos que también tenían sus stands, con las últimas novedades bíblicas, El secreto y Brahma Kumaris, en extrañísima conjunción.

Debo decir que a mi la mentada feria internacional del libro no me gusta, cada vez la anuncian con mayor pompa, se ve que reciben financiamiento para la promoción, pero los libreros siempre tienen los mismos libros, a precios elevados, las ofertas brillan por su ausencia, casi no hay literatura que valga la pena leer, las actividades son un calco de lo visto otros años, con el agregado de que, este año, pusieron los salones uno junto al otro y las lecturas eran simultáneas, entonces se armaba tal alboroto con el sonido, una verdadera pelea, cada presentador tenía que leer más alto que el vecino para que su exposición fuera audible, un completo mercado; en fin, para que seguir quejándome, mejor les sigo contando.

Andaba por allí un promotor cultural, de pueblo, intentando convencer a algún funcionario del ministerio de cultura para que lo patrocinara en su próximo evento. También me pude dar cuenta como un escritor discutía con otro funcionario, quien le decía insistentemente: su libro está en la lista y será publicado dentro de algunos meses, la cara del escritor denotaba una profunda desesperación.

Un grito me heló la sangre, la mara posmo se hizo presente, me dije a mí mismo, pero no, era un pregón que anunciaba eventos en la sala infantil, ahí un cuenta-cuentos trataba de divertir a un grupo de niños aburridos que hacían berrinche porque querían que les compraran libros, pero todos los papás coincidían en que estaban carísimos.

Terminé comprándome un par de libros en la tipografía nacional, los únicos baratos de todo el salón y comiéndome un par de tacos, mal hechos, en el área de restaurantes, a todo esto el Adán había desaparecido.

Ya entrada la noche me metí a una conferencia, que apenas se escuchaba, de la que salí casi espantado, para encontrarme a un circulo de jóvenes, y otros no tanto, que leían la poesía erótica más ingenua que he escuchado en mi vida.

El Adán me alcanzó para contarme que algunos de sus ídolos no habían querido firmarle los libros, incluyendo una mujer que caminaba como diosa por la feria.

Observé a un padre que, pacientemente, trataba de convencer a su hijo, para cambiar una lujosa edición de la odisea, bellamente ilustrada, por un librito más barato y leible, resulta que el niño creía que aquello era una tira cómica.

Cuando salimos, le tuve que ajustar al Adán para el taxi, porque se había quedado limpio, entonces comprendí que las verdaderas estrellas de la Filgua eran todos aquellos que, intentando leer en un país de analfabetos, habían ido a la feria con la esperanza de encontrar libros baratos y actividades interesantes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sospecho que buscandose a sí mismo le hemos encontrado, gran maestro pajero: http://wingstonoswaldo.blogspot.com/2008/08/filgua-da-tres.html, Ja, Ja. Corra a borrarlo si quiere.

Johan Bush Walls dijo...

Buen rollo, pero ya una vez aclaré que Wingston no es nada mío, porque todo mundo insiste en que es mi sobrino.

Salú amigo anónimo

Anónimo dijo...

JAJAJA. "Salú" estimado pajero. No le parece extraño que salude igual que su "sobrino". En fin... Igual me gusta su blog.

Johan Bush Walls dijo...

Estimado anónimo: Me parece que estoy imponiendo una moda, entonces.

Salú pue.