Debido a que, ahora, tengo como aprendiz a Diego Iespien, he estado hablando de fútbol y otros deportes, probablemente más de lo que me gustaría; tanto así que el Adán y el Beto hasta me dicen que mejor adopte al patojo, porque sólo con él me la paso platicando, pero no es eso, lo que sucede es que el muchachito es bastante necio; que quiere aprender dice.
Pero hemos recordado con él anécdotas de amigos que tienen profesiones de alto riesgo y de como cada deporte tiene sus propias palabras y forma de describir las cosas, nada bonitas, pero si pintorescas, culpa de los comentaristas deportivos, pero de ellos les voy a platicar en otra oportunidad.
Hace unos días, hablábamos de una amiga médica, con alma de gitana, quien difícilmente se queda en la capital más de un par de semanas. Usualmente me llama y nos tomamos un café, ella, como participante en los talleres, me cuenta sus historias y anécdotas, rogando porque yo las escriba, porque, como ella misma dice, no tiene ninguna vena literaria, deformación profesional, que le dicen.
Pues nos contaba que en el pueblito donde actualmente labora, una de sus funciones es hacer los informes forenses de las lesiones que se propinan unos a otros en el pueblo (peleas de cantina, mujeres agredidas, etc)
Un lunes que regresó, en el escritorio le esperaban una docena de solicitudes de exámenes que requería el juzgado, revisó y examinó los primeros hasta que se topó con una que decía: Se le solicita informar acerca del tratamiento que le dio a Elayma en la fecha…
La fecha se refería al domingo anterior y ella no estaba en el pueblo ese día, por lo que pidió las notas de las personas atendidas y revisó una y otra vez sin encontrar a ninguna Elayma. De repente entró a la clínica uno de los choferes de ambulancia y le dijo ¿ya se enteró doctora de lo que pasó el domingo? Y dice a contarle del partido de ascenso a la tercera división y como los llevaban con ventaja y luego que Elayma no nota una falta y que les meten el segundo gol.
Y viera doctora como agarraron al pobre laima, le tiraron un botellazo que le rompió la ceja, lo trajeron aquí para que le pusieran unos puntos al hombre y yo me lo tuve que llevar en la ambulancia porque se estaba desmayando
Ahí fue donde ella cayó en la cuenta de que Elayma se refería al line man o guarda-línea, quien había sido agredido por la turba descontenta, y todo porque perdieron.
Y no es para menos, ser árbitro es una profesión de mayor riesgo que la del policía, y no sólo en este país.
El tambo — Capítulo 4
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—Joven, hágame el favor, por vida suya, ayúdeme a subir el tambo por la
puerta de atrás.
Un poco de esfuerzo y el tambo quedó acomodado. El brocha apurab...
Hace 11 años
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