Hace un par de días me llamó el profe Dennis, me sorprendió su llamada, pues yo lo hacía en Venezuela, quería que nos tomáramos un café; estuve a punto de decirle que se viniera para mi casa, entonces recordé que ni siquiera tengo café, he estado encerrado algunos días, debido a que me enfermé, nada grave, pero es de aquellas enfermedades que lo amarran a uno a su casa, al baño para ser específicos.
Nos juntamos en un Pollo Campero, mala elección, pues con mi estómago todavía débil, el simple olor de la grasa me hizo sentir mal, pero no tanto, al final lo pude soportar. A mí ese pollo no me gusta, ya no lo hacen como antes y el servicio es pésimo; la cosa es que el profe quería un lugar con Internet, que quería mostrarme unas páginas chileras dijo.
Cuando le pregunté qué había sucedido, pues esperaba que regresara hasta dentro de un año. Me contó que, efectivamente, había pedido dos años de permiso, sin goce de sueldo, para terminar la maestría en Venezuela, resulta que a principios de este año lo llamaron para decirle que si no se presentaba a dar clases se diera por despedido. De nada sirvió que diera mil justificaciones, pues alguien más estaba interesado en su plaza (un amigo del hermano de un diputado local), y si él no volvía le harían un proceso de abandono de puesto.
—Mirá Johan, no es que yo me aferre a la plaza, pero a estas alturas de la vida no quiero salir del pueblo, la capital no me ofrece nada, me gusta el interior; además, siento que puedo hacer algo, todavía, por los chavos, son muchos años de dedicación a la docencia, algo tengo acumulado para la jubilación y con eso me basta.
La siguiente hora la pasamos hablando de su experiencia estudiantil, nada del otro mundo, como todos sabemos, el hermano país bolivariano tiene sus deficiencias y sus conflictos. Algo aprendió en un año de maestría, tuvo una novia pasajera, el amigo es de los incasables, según él, yo creo que no tanto, por lo que me contó después.
La chica es agrónoma, revolucionaria ella, quiere venirse a Guatemala, le han contado que acá hay oportunidades (ya ven siempre hay gente que habla pajas), y como está enamorada del profe las cosas se le facilitarían, al tener casa a donde llegar; es decir, la patoja quiere venir a quedarse..
El profe tenía sus dudas, pero yo no soy de los que le dicen a la gente que hacer, porque luego todo sale mal y a uno le echan la culpa. La muchacha es más joven que él, recién egresada de la universidad, tiene un hijo de 3 años, de una relación anterior, ella insiste en venirse y él no está convencido. Se pregunta por los espacios, por la forma de acomodarse, por la casa, en fin, está dudoso, como que quiere y no.
Es raro, a veces la búsqueda de oportunidades nos llevan por caminos extraños, el profe se fue a estudiar, queriendo mejorar; me parece que vino igual, o un poco peor, porque regresó a su mismo trabajo, a su rutina, y quizá con una pareja de la que no está seguro. Creo que no mejoró.